Cuando los Labubu de Pop Mart se volvieron virales gracias a su mezcla de ternura grotesca, rareza y diseño en cajas ciegas, no pasó mucho tiempo antes de que las grandes marcas notaran la tendencia. Y ahora, Disney ha respondido con fuerza: su colección de adorables y estéticos llaveros Urupocha-chan, hasta ahora exclusivos de Japón y China, acaba de aterrizar en EE.UU y gran parte de Latinoamerica, como Uruguay o Colombia vía DisneyStore.com. -aunque no está disponible para México o Argentina-
El momento no es casual. Todo indica que la compañía del ratón busca posicionarse de lleno en el mercado de los coleccionables estilo kawaii, una tendencia global que mueve millones. La popularidad de los Labubu —esas criaturas feo-bonitas con aspecto de monstruo y grandes ojos— ha explotado en redes sociales y plataformas de reventa como eBay y StockX. Se han convertido en un símbolo de estatus coleccionable.
El modelo de Pop Mart ha sido claro: exclusividad, diseño llamativo y cultura del misterio. Disney parece haber tomado nota y ahora lanza al mercado estadounidense una línea que ofrece algo similar en apariencia adorable, pero con personajes clásicos que ya tienen base de fans.
Lo que distingue a Urupocha-chan es su identidad japonesa: peluches pequeños de personajes como Stitch, Pooh, Piglet o Mickey con cuerpos regordetes, colores pastel y ojos grandes y llorosos. En japonés, uru es "ojos llorosos", pocha es "regordete", y -chan denota ternura. Este tipo de estética es un fenómeno de larga data en el diseño japonés, y su llegada oficial al mercado estadounidense apunta a un consumidor cada vez más interesado en productos de cultura pop con autenticidad asiática.
Mientras los Labubu reinan en las vitrinas del hype, Disney se posiciona para ofrecer una alternativa con poder de marca global, estética emocional y una historia más amigable para el mainstream. Cada figura Urupocha-chan tiene un precio de $16.99 y ya está disponible en la tienda online oficial de Disney. Como ha sucedido en Asia, se espera que muchas de las figuras se agoten en minutos. Disney entra así de lleno en la guerra de los coleccionables blanditos.
