En los escritos de León Tolstói, el aclamado autor ruso, la noción de "héroe colectivo" o "héroe de grupo" no se centra en un individuo específico, sino en la fuerza y el poder de la unidad y la acción conjunta de un colectivo humano. Este es el motor, el corazón de El eternauta, tanto de la obra original, la historia de 1957, como de la serie de Netflix. En este caso, me refiero a la última mencionada, la serie que llegó al streaming con seis episodios este 30 de abril que representa al héroe colectivo dentro y fuera de la ficción. Esa fuerza de unidad fue la que logró que la primera temporada ya esté disponible en el catálogo.
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Más de dos décadas de rumores y proyectos rechazados, 50 años de soñar con este proyecto y finalmente Netflix, Bruno Stagnaro y Ricardo Darín, los pilares de esta adaptación junto a sus equipos técnicos y creativos brillantes, lograron llevar a cabo la encarnación live action de la obra creada por el guionista Héctor Germán Oesterheld y el dibujante Francisco Solano López. La misma fue publicada en Hora Cero Semanal de 1957 a 1959. El éxito fue global y se convirtió no solo en una obra de arte clave, fundacional de la historieta argentina, sino también de la ciencia ficción universal en el formato en viñetas. Tal fue la repercusión, que tuvo una inmensa cantidad de secuelas y reediciones. La llegada a la pantalla siempre fue buscada y codiciada por la industria audiovisual.
El eternauta fue más que una simple pieza del noveno arte argentino. Durante décadas representó el potencial para crear historias en América Latina y su idiosincrasia. Y semejante obra, con fans en todo el mundo (Ricardo Darín contó que hasta se sorprendió por tener que grabar un saludo para países asiáticos) se volvió una parada difícil para la industria audiovisual. Sin embargo en el 2020, Netflix anunció su adaptación a una serie y con el protagonista de El secreto de sus ojos y Nueve reinas, Darín, y en la dirección, Bruno Stagnaro, responsable del clásico de la televisión argentina Okupas (2000) y antes del film Pizza, birra y faso (1998), parte de la nueva ola del cine argentino junto a Adrián Caetano.
La serie de Netflix que debutó con seis episodios es una adaptación con varias licendias respecto a la obra original. No es estrictamente la misma historia. En principio porque van en diferentes épocas. La serie es más actual: cortes de luz, un clásico en pleno diciembre en Capital Federal y Gran Buenos Aires; la discusión del asbesto en las líneas de subterraneo; los argentinos que regresan para las fiestas al país porque se fueron del país en la crisis del 2001 y una discusión recurrente: ¿Argentina es un país de mierda o es brillante? Todos estos cambios, están bien adaptados. Incluso para los fans más duros, no creo que sea un problema porque tiene lógica en su propia historia y la mano de un autor como Stagnaro.
Una noche de verano en Buenos Aires, mientras un grupo de amigos se junta a jugar al truco (un juego de cartas por turno) una misteriosa nevada cae y acaba con la mayor parte de la población. Cientos de miles de personas quedan aisladas. Todo cambia cuando descubren que la tormenta no es una nieve normal, es una sustancia tóxica y esta es solo la primera fuerza de choque de un ejército de otro planeta que está invadiendo la Tierra. Juan Salvo (Ricardo Darín) y sus amigos, Alfredo “Tano” Favalli (el uruguayo César Troncoso), Lucas de Marcelo Subiotto, el Ruso de Claudio Martínez Bel y Omar (Ariel Staltari, también coguionista de la serie) comienzan a preguntarse por sus familias y cómo asistirlas. Allí inician una desesperada lucha por la supervivencia donde la clave es si cada uno va por su lado o se organizan y buscan una solución en conjunto. "La única manera de mantenerse vivos será resistir y luchar juntos. Nadie se salva solo", cierra la sinopsis de la serie.
Es y no es otra serie de supervivencia en un contexto de ciencia ficción. Hay mucho de The Walking Dead, una serie que viene de un comic y enfrenta el apocalipsis zombie donde tratan de encontrar respuestas pero desde la perspectiva de un héroe que no conoce parte de la verdad porque se despertó en un hospital cuando todo ya había sucedido. También tiene algo de The Last Of Us, un clima hostil, una enfermedad extraña que ataca a la humanidad, pero un protagonista negativo y grupos paramilitares en disputa de manera constante. Y no vamos a negarlo, hay algo de Falling Skies, la serie producida por Steven Spielberg que comparte muchos puntos con El eternauta, pero esa historia será en otro momento.
A diferencia de todas las anteriores, y solo hablando de la primera temporada, la ficción argentina tiene en el centro al héroe colectivo. La unión de voluntades por el bien común. Sí, claro, con algunos conflictos de interes por grupos de personas que se van organizando, pero disputas que no superan una secuencia. En el centro, un padre que busca a su hija y va superando varias postas hasta llegar o no a su objetivo. En el medio, puro aprendizaje de la situación que están atravesando. Y allí radica el mayor punto a favor de la serie: el espíritu del comic se mantuvo y se logró una excelente serie de ciencia ficción sobre un hombre común que busca a su hija en un contexto extraordianario.
Así de simple. Bueno, no tanto. El eternauta pudo haber sido adaptada por Hollywood, pero hubiese perdido algo clave que es la idiosincracia argentina y latinoamericana. La unidad, la risa en los peores momentos, la burla y la chicana, la solidaridad y personajes tan sencillos como increíbles. Ese es un punto de Bruno Stagnaro, su visión a la hora de plasmar a los personajes le dio una identidad única a la serie. El hombre común del que habla la obra original está tangible sin perder interés, humor y algo de misterio y acción. El autor supo como agarrar el material de base y hacerlo suyo sin desprecia la esencia original. La mixtura de estas, junto a un extraordinario e innovador equipo técnico, hizo una pieza inolvidable.
El otro escollo a superar para llevar esta adaptación fue la interpretación de todo lo sobrenatural (y no me voy a poner a enumerar por si hay algún distraído que todavía no terminó la primera temporada). La nieve en Buenos Aires, solo por mencionar el elemento más visible de la serie, llevó años de trabajo y ocho personaes en el set para mantenerla activa. El equipo de efectos especiales y efectos visuales trabajó en criaturas, en llenar de nieve espacios de Buenos Aires y hasta tuvieron que crear técnicas específicas para la serie. Una proeza visual nunca antes vista en la industria latinoamericana. Según Ricardo Darín, un momento bisagra para la región.
Ver locaciones reales de Buenos Aires como Puente Saavedra y la avenida Cabildo, gran parte de zona norte también cubiertas de nieve, en una ciudad donde no nieva, además de lo que se viene a partir del tercer episodio, grafican y dejan en claro que será un antes y un después. Solo para dar dimensión del desafío superado: se utilizaron 50 locaciones y se crearon 30 escenarios con la tecnología Virtual Production (la misma que se usó para “The Mandalorian” y tantas otras). Más de 35 vehículos en una sola escena, 410 toneladas de sal y 600 kilogramos de eco-snow y más. Todo eso también compone a El eternauta.
Y si faltaba algo era un Juan Salvo que sea capaz de llevar todo esto en sus hombres. Muy discutido en el comienzo, Darín hoy se ve como un verdadero acierto. En la historia original, el protagonista era un hombre mucho más joven, de unos 30 y algo. Sin embargo, este grupo de amigos ronda los 50/60 años, pero no por eso pierde fidelidad. En la historia funciona por diferentes motivos: la búsqueda de una hija adolescente, un grupo de amigos con ciertas convicciones inamovibles, la experiencia suficiente para tomar (o no) decisiones claves. Y claro, todo el oficio de Darín para interpretar por momentos a un padre desesperado, a un amigo leal o a un hombre que sufre las consecuencias de un pasado con mucha historia argentina.
Pasaron cinco años del anuncio de la serie hasta llegar a su estreno, pero valió la pena la espera. Y no se sabe cuánto falta para el regreso, pero la segunda temporada está confirmada y ya están trabajando en los guiones. Habrá El eternauta temporada 2. Los que leyeron la obra original saben que falta mucho y que tendrán que trabajar todavía más duro para lo que se viene, pero lo logrado en los episodios iniciales es excelente en la mayoría de los aspectos. El héroe colectivo funcionó dentro de la historia, pero sobre todo, afuera, en el equipo que llevó adelante este proyecto colosal.