La franquicia de terror El Conjuro siempre ha jugado con el misterio, los objetos malditos y la línea borrosa entre lo real y lo sobrenatural. Pero en El Conjuro: Últimos Ritos, la despedida de Patrick Wilson y Vera Farmiga como los Warren, la escena post-créditos cierra el círculo con un objeto más para la franquicia:
Spoilers de El Conjuro: Últimos ritos a continuación
La secuencia final muestra al verdadero Ed Warren frente al "Espejo de Conjuro", una pieza que forma parte del Museo Oculto de los Warren en la vida real. En la película, este artefacto es presentado como un poderoso catalizador para invocar espíritus, y su nombre redefine retroactivamente el título de la franquicia. El director Michael Chaves lo llamó una "casualidad del destino", admitiendo que ni James Wan ni los guionistas lo habían planeado desde el inicio, sino que fue pura suerte que este espejo terminara funcionando como el cierre perfecto para la saga.
Dentro de la trama, el espejo aparece ligado a uno de los primeros casos de los Warren, incluso llegando a amenazar a su hija recién nacida, Judy. Años más tarde, resurge para atacar a la familia una vez más, representando la constante batalla contra fuerzas invisibles. De esta manera, se convierte en un símbolo narrativo que encapsula el horror que Ed y Lorraine combatieron durante toda su vida.
Lo que parecía una simple pieza del museo oculto adquiere un peso enorme al otorgar un nuevo significado al título de El Conjuro. Ahora sabemos que "conjurar" no se refería solo a rituales y maldiciones, sino directamente a este objeto: el espejo usado para contactar con los muertos y abrir la puerta a lo demoníaco. Con ello, Últimos Ritos no solo cierra la historia de los Warren con un emotivo tributo —mostrando imágenes reales de la pareja durante los créditos—, sino que también cierra el círculo temático de toda la saga.