En la película original, Speak No Evil del 2022, una familia danesa conoce a una holandesa durante unas vacaciones en la Toscana, Italia, quienes los invitan a reunirse en su casa para pasar un fin de semana. Una invitación casi de protocolo, que convierte el encuentro muy lentamente en un infierno para los visitantes. Aterradora y bella al mismo tiempo, fue un éxito consecuencia del boca en boca. Pero llegó el momento de la versión estadounidente que tiene como su mayor atractivo a un James McAvoy que se divierte jugando al villano.
En No hables con extraños (Speak No Evil, 2024), la remake de James Watkins (Eden Lake), las familias son estadounidense una e inglesa la otra, también se conocen en unas vacaciones en Italia, lo que lleva a una invtación a pasar un fin de semana en el campo, un lugar siniestro a muy simple vista (algo bastante obvio). El comienzo del fim, hasta 3/4 del mismo, los hechos suceden casi de manera idéntica, sin lo bello de la obra original, pero con la misma oscuridad, aunque por momentos, bastante subrayada.
Está claro que son dos versiones diferentes de la misma historia. La primera película se enfocaba más en los detalles, en mostrar el contexto, el espacio como algo precioso que va mutando por la perspectiva de los visitantes y su experiencia -terrorífica- en esos días. La segunda, elige mostrar más. Watkins utiliza más planes generales para dar una sensación de soledad, de difícil escapatoria, pero termina, en cierta manera, siendo una advertencia para los espectadores que en algún momento deberán sufrir con las victimas de la historia. Una anticipación constante, desde los cuadros, las suciedad y otros aspectos de la casa que reflejan un constante "vayanse de ahí".
Pero en esta nueva versión, cuentan con James McAvoy, un actor que puede mutar con muy poco: sonrisa siniestra, torción de su cuello y cabeza, algunos comentarios desubicados que rozan el nivel de la locura, pero lo arregla muy bien. Tiene una facilidad para ser siniestro que lo enorgullece al propio actor, según confirmó él mismo a Omelete. El director y su compañera de elenco, Mackenzie Davis, avalan esta afirmación. Él definitivamente es la principal razón para adentrarse en No hables con extraños.
La segunda razón, y que funciona como contrafigura, es la de Scoot McNairy como Ben, un hombre con tantas dudas y tan poca dicisión que no solo no puede defender a su esposa de los ataques verbales y bromas pesadas del persoanje de McAvoy, sino que tampoco puede imponer sus ideas en un matrimonio que se desmorona lentamente y más ante la adversidad de este fin de semana. La masculinidad herida de Ben se convierte en el eje que permite que la histora funcione, que lleve a terrenos de un thriller promediando la película. Todos los eventos sombríos y oscuros que están dispuestos a propinarles a este matrimonio estadounidense, son permitidos por este hombre.
Y claro, el acto final, distinto a la obra original, está lleno de clichés dentro del cine de suspenso o el terror slasher: secuaces impensados que aparecen en escena, pasillos, trampas y trincheras y un hombre que encuentra su hombría cuando lo que está en peligro es la vida de un niño y una niña, no la propia suya. Un final más violento y sangriento, con menos sorpresas y sutilezas.
Speak No Evil (2024) sigue siendo un film de terror bueno, eficaz, pero en una búsqueda distinta a la película original. Aquí no hay detalles, no hay metáforas, es un film más centrado en la violencia verbal y física, en las trampas, pero también depende mucho del poder actoral de Jams McAvoy. Cumple, rinde, pero si viste la original, no vas a encontrar lo mismo y, posiblemente, te vayas poco satisfecho. La idea es ir a disfrutar otro tipo de película. Si no viste la primera Speak No Evil, mejor.
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Crítica
James McAvoy es un placer como villano en No hables con extraños
La remake del film de 2022 no tiene la eficacia del film original, pero logra contar otro tipo de historia
3 min de lectura
11.09.2024, a las 13H09.
Actualizado en 11.09.2024, a las 13H29
Nota del Crítico
Bueno