Escena de Nosferatu (Reproducción)

Créditos da imagem: Escena de Nosferatu (Reproducción)

Películas

Crítica

Nosferatu escapa del “horror elevado” para jugar con el oscuro melodrama de la vida

Desde un vampiro con bigote hasta insinuaciones lésbicas, Robert Eggers se divierte mucho con la remake

Omelete
4 min de lectura
04.12.2024, a las 18H05.

Robert Eggers dirigió dos veces versiones teatrales de Nosferatu antes de llevar de nuevo a los cines la historia del clásico de FW Murnau. El primero fue durante sus años de secundaria, con compañeros de reparto, y el segundo en 2001, después de que un productor de teatro viera la producción amateur original y le pidiera que la reprodujera en escenarios profesionales. Eggers tenía 18 años en esta segunda ocasión, y se necesitarían otros 14 años para convertirse en un nombre fuerte en el “horror elevado” del siglo XXI con La bruja (2015), en cierto modo, casi la obra fundacional de aquel momento cultural concreto. Lo curioso a destacar de su Nosferatu 2024, sin embargo, es que parece ser mucho más una obra de ese Eggers adolescente del teatro del instituto que del Eggers adulto que hace “cine de terror serio”... y ese es precisamente el punto más emocionante de la película.

Por encima de todo, aquí Eggers, que se inició en Hollywood como diseñador de producción, consigue dar rienda suelta a sus fantasías decorativas góticas de una forma que los espartanos decorados de La bruja, El faro y The Northman no le permitían. Trabajando con sus socios habituales, el director de arte Craig Lathrop y el director de fotografía Jarin Blaschke, el cineasta pone en escena su Nosferatu en escenarios dramáticamente iluminados con velas, con cortinas de raso que serpentean con el viento para revelar figuras extrañas, habitaciones polvorientas llenas de estatuas y gárgolas grotescas que se retuercen entre estanques de luz amarilla y sombras profundas, con las que el vampiro titular se mezclaría sin esfuerzo, si no fuera por su profundo y respiración ronca y grave.

Mientras tanto, Nosferatu de Bill Skarsgård es en sí mismo una creación pintoresca, que se sitúa decisivamente entre lo aterrador y lo ridículo. Concebido menos como un enviado infernal y más como un cadáver congelado en medio de la descomposición, con un bigote espeso (¡e históricamente preciso!) y un apetito sexual imparable, que roza lo patético cuando Eggers lo filma en el acto de “drenar”. Víctima, es una criatura aterradora por sus aspectos antinaturales, fétidos y pestilentes, pero cuyas motivaciones no difieren mucho de las de un protagonista posadolescente de una comedia del año 2000: es simplemente apetito, sólo naturaleza, sólo eso. No fue coincidencia que, allá por 2001, Eggers, de 18 años, se presentara a sí mismo como el vampiro en su producción teatral de la historia.

Mientras tanto, de manera similar, la protagonista femenina de la trama se transforma de víctima indefensa a cómplice, en eterno conflicto con la oscuridad dentro de sí misma. Como Ellen, la prometida de Nosferatu desde su juventud, Lily-Rose Depp expresa, en escenas de posesión impresionantemente destructivas y meticulosamente coreografiadas, la dura prueba de un cuerpo atormentado por el pasado y por sus propios deseos (el subtexto lésbico entre Ellen y Anna, Emma Corrin, creado especialmente para el remake, aparece en el guión de Eggers). Es una performance expansiva, que la cámara sigue obsesivamente mientras utiliza el espacio que la rodea, en el simulacro teatral de una mujer ahogándose: el aire que la rodea, lleno de las expectativas y promesas del arquetipo en el que fue construida, transformado en una sustancia tan viscosa y asfixiante como el agua.

Resulta que toda la broma también tiene un lado “serio”. Al contrario de lo que suponen los fanáticos acérrimos de un horror tan elevado, existe un valor textual inconmensurable en la acumulación de significado que existe dentro de un género y en la riqueza de imágenes que puedes evocar cuando te entregas a él. Nosferatu de Eggers se revela así como una oscura historia de abusos, un doloroso melodrama sobre los destinos ineludibles a los que nos rendimos ante la soledad y la desesperación, una representación elocuente del estado de animación suspendida en el que nos colocamos (como de costumbre). En el horror, aquí la metáfora se literaliza en la criatura central de la película) para evitar el sufrimiento, una película sobre el poder purificador de escapar de las ataduras del orden social y obedecer a nuestra naturaleza, incluso si nos mata.

Son ideas que tal vez no sobrevivirían a una mirada “madura”, pero que deben plasmarse en el arte precisamente porque es un espejo seguro de las partes de nosotros que negamos. Es una fantasía que, como las contorsiones y los espasmos de la pobre Ellen en sus posesiones, también sirve como un intento de purgación. A veces todos necesitamos ser un pequeño adolescente.

Nota del Crítico
Magnífico
Nosferatu (2024)
Nosferatu
Nosferatu

Año: 2024

País / Nación: República Tcheca/EUA

Duración: 133 min

Dirección: Robert Eggers

Argumento: Robert Eggers

Elenco: Ralph Ineson, Willem Dafoe, Lily-Rose Depp, Aaron Taylor-Johnson, Emma Corrin, Nicholas Hoult, Bill Skarsgård

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