En la traducción al español que la película Inmaculada elige para el quinto versículo de Mateo 5, se destaca “bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra”. Hay versiones de la Biblia que sustituyen la palabra “manso” por “humilde”, pero en la película dirigida por Michael Mohan tiene más sentido -y el guión lo repite hasta el límite de lo literal- asociar la condición de católico acuden con pasividad.
Después de todo, es una película de terror estadounidense y la mayoría de ellos acabarán adhiriéndose, aunque sea inconscientemente, a un sistema de valores protestante, la orientación religiosa predominante en el país. Esto significa que Inmaculada tratará al pastorado católico como una connivencia de conspiradores y a sus “mansos” seguidores como masoquistas. Comparar una película europea sobre monjas y una película americana sobre monjas es comprobar también que en la primera las comidas, a pan y agua, reflejan la elección de una vida ascética, mientras que la rutina del convento de la Inmaculada parece un banquete vaticano.
Ver a la Iglesia y sus secretos como un entorno de privilegios hace eco, en este caso, de una moda cada vez más latente en un Hollywood que ve reavivar la lucha de clases en el país: el despertar de la hermana Cecilia (Sydney Sweeney), que de repente se descubre embarazada cuando llega a un convento en Italia, es un llamado a la conciencia social no sólo desde el punto de vista político (su cuerpo, sus reglas) sino también económico (los tesoros del convento, desde la cruz de oro hasta el clavo ancestral, no por casualidad, serán instrumentalizados en el clímax y “dejarán de ser” sólo tesoros).
Antes de reflejar una determinada visión del mundo, estas elecciones sirven a los códigos que el cine de terror elige en nombre de la eficacia. No existe un tropo más popular en el género que el de la doncella indefensa que debe brutalizarse para tomar las riendas de su vida en sus propias manos, y Sydney Sweeney interpreta aquí una versión de la doncella virginal que se pone a prueba hasta el límite de su capacidad y pasividad. Inmaculada destaca su “mansedumbre” porque, además de la forma en que Mohan y el guionista Andrew Lobel ven a los católicos, es a partir de esa mansedumbre que el giro catártico cobrará mayor impacto.
Michael Mohan había trabajado anteriormente con Sweeney en el thriller de 2021 Observers, y el terror no es exactamente su fuerte. A Inmaculada le falta vocación y ganas de extraer todo el potencial del momento de escenas aisladas, ganas que, por ejemplo, no le falta a Michael Chaves cuando hace La monja 2 una gran recopilación de pequeñas construcciones-y-entregas de climas y sustos. Inmaculada tiene un propósito que cumplir, es decir, posicionarse como polemista en torno al tema del aborto (tema dado desde el momento en que Cecilia minimiza la “elección” al oficial de Inmigración), y todo el núcleo de la película parece transcurrir como una obligación hacia estos fines.
Si la película se mantiene unida de principio a fin, aunque sea de forma precaria, se debe en gran medida a la dignidad que Sydney Sweeney presta a su personaje. La actriz se encuentra en una posición ingrata porque su poder de agencia está subcontratado la mayor parte del tiempo (corresponde a la monja “loca” interpretada por Benedetta Porcaroli cuestionar lo que ven) al mismo tiempo que Inmaculada no rehuye sexualizando la figura de Sweeney siempre que puede. Este escenario desfavorable, sin embargo, priva a la actriz de su fuerza en el cambio. La escena de la carrera en realidad parece sorprender al espectador de la misma manera que sorprende a los personajes.
Al director Michael Mohan no le queda mucho más que grabar el despertar de Cecilia con la mínima interferencia, por lo que es de esperar que Inmaculada termine con un plano secuencia en primer plano de la actriz. En ese momento, todo lo que la película articuló en su discurso (la conciencia del flagelo, del dogmatismo, la visión convenientemente estrecha de lo que significa la fe católica) se materializa y se justifica en el cuerpo actual de su protagonista.
Año: 2024
País / Nación: Itália/EUA
Classificação: 18 Años
Duración: 89 min
Dirección: Michael Mohan
Argumento: Andrew Loel
Elenco: Álvaro Morte, Sydney Sweeney