X-Men: La Película

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Especial X-Men | 25 años de la película que reinventó el género de superhéroes

En el verano del 2000 los X-Men llegaron a los cines y todo cambió

Omelete
3 min de lectura
18.08.2025, a las 11H35.
Actualizado en 18.08.2025, a las 19H46

Omelete cumple 25 años en 2025, al igual que el género cinematográfico de superhéroes. Sabemos que X-Men (2000), de Bryan Singer, no fue el primer ejemplo —ni mucho menos el mejor— de adaptación, pero marcó el inicio de una época en la que los cómics se convirtieron en una fuente constante y crucial para Hollywood. X-Men, como mínimo, inauguró la era moderna de este tipo de cine.

Hasta entonces, teníamos a Superman con Christopher Reeve por un lado, o a Batman con Michael Keaton por otro, pero lo más común era ver oportunidades desperdiciadas en producciones que no estaban a la altura de las aventuras que buscábamos semanalmente en los quioscos. X-Men llegó en el año 2000, poco después de proyectos malogrados como Capitán América o Los Cuatro Fantásticos de los años 90.

Hablando de esa década, se podría argumentar que Hombres de Negro (1997) o Blade (1998) fueron los verdaderos pioneros de esta era, pero seamos sinceros: casi nadie sabía que los agentes secretos que rastreaban extraterrestres o el cazador de vampiros de Wesley Snipes provenían de los cómics. Lo que realmente cambió el statu quo fueron los mutantes. A partir de X-Men, se pasó la página. Las películas dejaron de ser intentos aislados y comenzaron a convertirse en trilogías, grandes franquicias e incluso universos cinematográficos.

Traje de cuero, elenco de primera

Uno de los cambios necesarios para que las películas basadas en cómics dejaran de considerarse “comida infantil” y llegaran a un público cada vez más amplio comenzó un año antes, con Matrix (1999). Inspirada abiertamente en el anime y la ciencia ficción, la película de las hermanas Wachowski presentó a sus héroes con trajes de cuero y vinilo. Bryan Singer siguió su ejemplo, sustituyendo las mallas amarillas de los cómics por atuendos muy parecidos a un mono de motociclista. ¡Y funcionó!

Otra decisión importante de Singer fue empezar... ¡desde cero! Dejando de lado que X-Men #1, con portada de Jim Lee, vendió 8,5 millones de copias en 1991, el cineasta narra la historia como si nadie tuviera la obligación de conocer a Lobezno, Cíclope, Jean Grey y compañía. ¡Y, en efecto, casi nadie lo sabía! Desde el inicio, explica qué son las mutaciones y presenta a sus personajes con sus dilemas.

Y aquí viene otro acierto: el casting. A pesar de un Lobezno más alto y apuesto de lo esperado, interpretado por un entonces desconocido Hugh Jackman, los verdaderos pilares fueron el profesor Charles Xavier (Patrick Stewart) y Erik “Magneto” Lehnsherr (Ian McKellen), encarnados por actores de gran prestigio. Stewart venía de protagonizar siete temporadas de Star Trek: La Nueva Generación (1987-1994), mientras que McKellen acababa de trabajar con Singer en Apt Pupil (1998), había sido nominado al Óscar por Dioses y Monstruos (1999) y estaba a punto de convertirse en Gandalf en la trilogía de El Señor de los Anillos (2001-2003). Eran nombres reconocidos, pero fue con X-Men que ambos alcanzaron otro nivel de proyección mundial.

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¿Dónde estabas el 18 de agosto de 2000?

Ese día, hace exactamente 25 años, X-Men llegó a los cines en Brasil. Recuerdo perfectamente dónde vi la película: un cine callejero, cerca de lo que hoy es la sede de Omelete. Recuerdo salir feliz. ¡Tan feliz!

X-Men no fue una película perfecta, pero acertó mucho más de lo que falló. Fue un producto de su tiempo, sí, pero supo respetar sus orígenes y su propósito. Fue una aventura que se tomó a sí misma tan en serio como era posible, y por eso se convirtió en un éxito. Y, en definitiva, hizo historia.

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