La película La Máquina (titulada The Smashing Machine en inglés) llega este fin de semana y la película de Benny Safdie es un drama sobre deportes de contactos pero, ¿en qué está basada? La respuesta es que la película se inspira directamente en la vida de Mark Kerr, una leyenda de las artes marciales mixtas que pasó de dominar los octágonos a enfrentarse con sus propios demonios personales. Kerr fue campeón universitario de lucha libre y una de las primeras estrellas de la UFC, pero su historia también está marcada por la adicción, las relaciones rotas y el precio físico y mental de ser un pionero en un deporte sin límites.
Mark Kerr fue conocido en su momento como “The Smashing Machine” por su estilo agresivo y su capacidad para demoler rivales. Entre 1997 y 2000, su nombre era sinónimo de poder en el mundo de la lucha. Sin embargo, fuera del octágono, su vida se desmoronaba. La película muestra de forma fiel cómo el dolor físico lo llevó a depender de los opioides, un problema que se agravó hasta llevarlo a sufrir sobredosis en dos ocasiones. Este aspecto no es una invención dramática, sino una parte documentada de su vida, que el propio Kerr ha reconocido públicamente. Su lucha contra la adicción se convirtió en el centro de un relato humano sobre la fragilidad detrás del ídolo.
La relación entre Mark Kerr y su pareja, Dawn Staples, también tiene raíces reales. En La Máquina, Emily Blunt interpreta a una mujer que ama a un campeón pero vive junto a un hombre roto. En la vida real, Kerr y Staples tuvieron un hijo y estuvieron juntos durante años, enfrentando juntos los efectos del abuso de sustancias y la presión mediática. El guion no romantiza su relación, sino que la muestra como una de las tantas batallas que Kerr libró fuera del ring. Ambos pasaron por etapas de separación, reconciliación y eventual distanciamiento, un reflejo honesto de lo que significa vivir al límite.
Una historia contada antes en HBO
La película de Benny Safdie no parte de la nada: se inspira directamente en el documental de HBO The Smashing Machine (2002), una pieza que ya mostraba el lado humano del luchador. Safdie y Johnson retoman ese material para crear un retrato crudo y empático sobre la caída de una leyenda. De hecho, el propio Mark Kerr, hoy sobrio y activo en el ámbito deportivo, hace una breve aparición al final del filme, cerrando con una nota de redención. Su historia no solo es un recordatorio de los peligros de la fama y la presión competitiva, sino también un homenaje a quienes abrieron el camino en un deporte que hoy mueve millones, pero que en sus orígenes exigía más sacrificio que gloria.