Indomable, la nueva sensación en Netflix, logró captar millones de vistas, pero también algunos detractores reales. ¿El motivo? Una representación distorsionada del Parque Nacional Yosemite, lugar sagrado para naturalistas, montañistas y amantes del planeta. El debate va más allá de lo técnico: toca fibras profundas sobre responsabilidad cultural y ambiental. Beth Pratt, quien ha vivido 26 años cerca del parque y pronto publicará el libro "Yosemite Wildlife", no se anduvo con rodeos.
"¿Por qué proclamar Yosemite, uno de los paisajes más singulares y preciados del sistema de parques nacionales, como escenario y luego mostrar casi nada reconocible del parque, ni en paisajes ni en gente? Es como si Brad Pitt apareciera en una película como protagonista, pero nunca apareciera. De la serie de seis horas, calculo que quizás cinco minutos contenían imágenes reales de Yosemite".
Para Pratt, Indomable no solo omitió escenarios reales, sino que cayó en errores graves: mostrar fauna que no vive allí, como alces y halcones de Harris; mostrar ataques de osos inventados; escenas de escalada dignas de ciencia ficción; y personajes que caminan hasta el borde de El Capitan como si fueran a la tiendita. Para quienes conocen Yosemite, esto no es solo inexacto: es insultante.
¿Importa tanto la precisión en una serie de ficción? Para los defensores del parque, sí. En un momento en que los parques nacionales enfrentan recortes, sobreexplotación turística y desinformación constante, mostrar osos agresivos o permitir la idea de que se puede disparar armas o cazar en estos lugares daña la percepción pública y, por tanto, su preservación.
Beth Pratt ya se ofreció a guiar a Eric Bana por el verdadero Yosemite.