Karate Kid: Leyendas | Pulida pero no muy encerada

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Karate Kid: Leyendas | Pulida pero no muy encerada

Ralph Macchio y Jackie Chan por el honor del legado Miyagi

Omelete
4 min de lectura
Lopez Aguirre
08.05.2025, a las 05H00.

Karate Kid: Leyendas es uno de esos casos curiosos en los que, a diferencia de una franquicia como Ghostbusters, ha conectado mejor con su fandom y sigue vigente gracias a un medio diferente al cine: una serie de televisión como Cobra Kai. Por ello, la película que reúne a Jackie Chan con Ralph Macchio también representa una apuesta dirigida a una nueva audiencia, más familiarizada con consumir TikToks llenos de filtros, transiciones y textos animados a la menor coreografía.

La historia presenta a Li Fong, una joven promesa del kung fu que deja China para mudarse a Nueva York. Allí, conoce un mundo distinto a través de los ojos de Mia (Sadie Stanley). Descubre que el kung fu sigue presente en su vida y pronto se ve envuelto en un conflicto que abarca disciplinas como el karate y el boxeo.

La película está dividida en dos historias conectadas a partir del conflicto inicial que da paso al siguiente. Comenzamos con Li Fong actuando como sensei de Victor, el padre de Mia, dueño de una pizzería que está endeudado con mafiosos. Al ver de lo que Fong es capaz, Victor le pide que lo entrene. En esta parte, se presenta un interesante cambio de roles: el joven es el maestro, y el adulto, el alumno. Además, Victor debe aprender técnicas de kung fu para convertirse en un mejor boxeador.

Sin embargo, para muchos fans, esto no es una película de Karate Kid si no aparecen Ralph Macchio o Jackie Chan, siendo este último más reconocido por su extensa filmografía que por su vínculo con la franquicia de Miyagi. Es recién después de aproximadamente 60 minutos cuando la historia nos lleva al escenario que uno esperaría de una película de Karate Kid: Li Fong busca participar en un prestigioso torneo de artes marciales para demostrar que tiene lo necesario para ser el mejor.

Cada entrega de Karate Kid ha sido, paradójicamente, más violenta que la anterior, algo que estaría totalmente en contra de los principios del maestro Miyagi. Ni hablar de Cobra Kai, donde los personajes reaccionan con violencia ante cualquier provocación. En Karate Kid: Leyendas, Li Fong enfrenta al villano apenas cruzan miradas, y las peleas que siguen están tan coreografiadas y exageradas, con saltos tan rápidos y altos, que parecen salidos de una competencia olímpica de gimnasia.

El cine de artes marciales, liderado por figuras como Bruce Lee y, posteriormente, Jackie Chan, nos ha ofrecido combates que buscan resaltar la fisicalidad de sus protagonistas: luchas vertiginosas pero claras, donde se muestra el talento del héroe. Sin embargo, como muchos saben, la llegada de Jason Bourne revolucionó el género con el uso de la llamada shaky cam. Este estilo funcionó en las películas de Matt Damon gracias a una dirección firme y una edición elegante, pero fuera de ese contexto, muchas producciones lo adoptaron sin justificación ni control. (John Wick, por su parte, merece mención aparte por devolverle el sentido coreográfico a las artes marciales.)

Ese es uno de los principales problemas de Karate Kid: Leyendas: su edición. Los cortes bruscos y ciertas tomas específicas vuelven incomprensibles las peleas. Hay momentos en los que el espectador logra entender qué ocurre, pero en su mayoría solo se ven primeros planos, sonidos exagerados para reforzar la acción y textos insertados como si estuviéramos jugando Tekken (de hecho, aparece un póster del juego).

Sí, la película logra ser emocionante por momentos. Ben Wang ofrece un sólido reemplazo de lo que sería un nuevo Daniel LaRusso (a diferencia de Jaden Smith… aunque tampoco era muy difícil superarlo). Sin embargo, más allá de eso y de un soundtrack interesante, Karate Kid: Leyendas carece del corazón que debe tener una buena legacy sequel, como lo fue Creed. Ryan Coogler presentó básicamente la historia de Rocky, pero cuando llegamos al combate final, estamos completamente comprometidos con el personaje y su historia. En este film, en cambio, solo esperamos a que Li Fong ejecute su versión de la patada de la grulla (que parece más compleja que cuando Neo esquivó balas en The Matrix) para cerrar con unos últimos minutos que emocionan más por nostalgia que por el potencial real de iniciar una nueva trilogía.

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