La película de Netflix, protagonizada por Sofia Carson y Corey Mylchreest, Mi año en Oxford, nos lleva a un viaje romántico que se convierte en una poderosa meditación sobre la vida, la pérdida y el amor más allá de la muerte.
En los últimos minutos del film, Jamie muere tras una rápida y silenciosa progresión de su enfermedad terminal. La historia evita el dramatismo explícito y en cambio nos presenta un montaje especial, casi onírico, de Anna y Jamie viajando por Europa, cumpliendo su sueño... hasta que él desaparece de las escenas. Es entonces cuando entendemos: ese viaje fue real solo para Anna, un homenaje póstumo a su amor.
¿Qué significa realmente ese final?
El final no se trata solo de perder a alguien: se trata de lo que haces con lo que te dejaron. Jamie le enseñó a Anna a vivir intensamente, a no postergar, a elegir con el corazón. Por eso, tras su muerte, Anna no vuelve a su vida corporativa en Nueva York. En cambio, se queda en Oxford, toma el puesto de Jamie como profesora de poesía y continúa su legado.
El gesto final —ofrecer pastel a sus estudiantes, como hacía Jamie— no es solo un detalle tierno. Anna no solo sobrevive a Jamie; vive mejor, con más intención, gracias a él.
Del libro a la pantalla: ¿Por qué cambiaron el final?
En la novela original de Julia Whelan, Jamie sobrevive. Pero en la película, los creadores decidieron que mostrar a Anna enfrentando la pérdida y encontrando fuerza en ella tenía más impacto emocional y autenticidad. En palabras de Sofia Carson, el final no es sobre la muerte, sino sobre "esperanza, luz y lo que significa seguir adelante".
Este cambio le da a la película una dimensión más profunda. En vez de ofrecer un final feliz convencional, My Oxford Year opta por mostrar que la verdadera felicidad nace del crecimiento, incluso cuando duele.
En Mi año en Oxford aunque Jamie ya no está, lo que queda es una Anna más fuerte, más viva, y más libre.
La película ya está disponible en Netflix.