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La noche siempre llega: final explicado de la película de Vanessa Kirby

¿Victoria o derrota para Lynette?

Lopez Aguirre
20.08.2025, a las 19H03.
Actualizado en 20.08.2025, A LAS 19H15

En La noche siempre llega de Netflix, vemos que la historia de Lynette (Vanessa Kirby), se convierte en un retrato desgarrador de sacrificio y desesperación en el submundo de Portland. Más allá de salvar su casa, la película muestra cómo su vida queda marcada para siempre.

SPOILERS DE LA NOCHE SIEMPRE LLEGA A CONTINUACIÓN:

La trama culmina en una gran tensión donde Lynette pasa de los límites de la desesperación a la crudeza del delito. Su misión de conseguir los 25.000 dólares expone el sacrificio extremo al que una madre e hija puede llegar con tal de proteger lo poco que le queda. La película evita el confort del final feliz y se adentra en un terreno mucho más humano: la frustración, el miedo y la soledad.

Submundo y ambigüedad del poder

El robo a Gloria y la traición a Cody representan el descenso definitivo de Lynette en un submundo criminal que no perdona. Aunque logra escapar con el dinero y la droga, queda claro que la victoria es efímera. El eco de la violencia, la desconfianza hacia todos y la deuda moral que acumula marcan el tono del desenlace: no importa cuánto dinero tenga, siempre quedará en deuda consigo misma.

El precio emocional del desenlace

Lo más potente del final no es si Lynette consigue salvar la casa, sino cómo queda emocionalmente devastada. La última secuencia la muestra exhausta, consciente de que sus elecciones la han transformado en alguien que ya no es la misma. La pregunta que queda en el aire es: ¿valió la pena todo lo que perdió por un objetivo que quizás nunca alcance?

El mensaje del director

Benjamin Caron entrega un cierre abierto que funciona como crítica social. Lynette simboliza a quienes luchan contra una economía indiferente, donde incluso el sacrificio máximo no garantiza la recompensa. El final de La noche siempre llega no da certezas, pero sí una conclusión clara: la verdadera batalla de Lynette no fue contra el desahucio, sino contra un mundo que nunca estuvo de su lado.