Mayor of Kingstown | La serie presenta al nuevo enemigo: Cortez

La cuarta temporada de Mayor of Kingstown decidió prenderle fuego al tablero con la llegada de un rostro inesperado: Cortez, el nuevo enemigo que no solo rompe el equilibrio criminal de la ciudad, sino que redefine qué tan oscuro puede volverse el mundo creado por Taylor Sheridan. Interpretado por Derek Rivera, Cortez no es el típico pistolero impulsivo; es un sicario colombiano entrenado para observar, medir y ejecutar con una precisión quirúrgica que deja a todos los rivales un paso atrás. Su presencia se siente incluso antes de que aparezca en pantalla. Cada movimiento suyo parece calcularse con la frialdad de alguien que entiende perfectamente que la paciencia, bien afilada, es un arma más peligrosa que cualquier fusil.

Lo que vuelve a Cortez un antagonista tan inquietante es su disciplina. No entra a Kingstown con el caos tradicional del cartel, sino con un plan que ha ido construyendo desde las sombras. Ha estudiado las rutas, ha espiado a sus enemigos y ha identificado los huecos en el sistema. Bunny, uno de los aliados más importantes de Mike McLusky, se convierte en su objetivo prioritario, no por impulsividad, sino por conveniencia estratégica. Para él, atacar las operaciones de Bunny no es un acto emocional: es una maniobra quirúrgica diseñada para provocar un colapso en cadena. Esto lo coloca como un enemigo que no solo dispara, sino que piensa.

El momento en el que Cortez se presenta formalmente ante la audiencia —el brutal asalto al tren de carga— es un mensaje firmado con fuego. No es solo un golpe, es una declaración de guerra. Detener el convoy, asesinar a los soldados de Bunny y hacer arder toneladas de narcóticos por las vías de la ciudad demuestra que Cortez no busca solo ganar territorio: quiere humillar a sus enemigos, exhibir su vulnerabilidad y obligarlos a reaccionar emocionalmente. Mientras las llamas iluminan las vías, queda cristalino que este villano no ha venido a probar suerte. Ha venido a desmantelar un ecosistema criminal con una precisión que nadie esperaba.

La llegada de Cortez no solo afecta a los jugadores del bajo mundo. Las sospechas de que la nueva alcaidesa Nina Hobbs podría estar conectada con el cartel colombiano abren un frente completamente distinto. Si Cortez logra incrustar sus fuerzas dentro del sistema penitenciario —la zona donde se define todo el poder de Kingstown— entonces Mike McLusky enfrentará a un enemigo que desdibuja las líneas entre lo legal, lo institucional y lo criminal. Es ahí donde Cortez se vuelve verdaderamente peligroso: no solo amenaza a la calle, amenaza la estructura entera.