Escena de Love Lies Bleeding - Love Bleeds (Reproducción)

Créditos da imagem: Escena de Love Lies Bleeding - Love Bleeds (Reproducción)

Películas

Crítica

Love Lies Bleeding destruye American Gothic, pero se divierte poco en las ruinas

La película no logra abrazar la energía maníaca que tan bien encarna su estrella, Katy O'Brian.

Omelete
4 min de lectura
01.05.2024, a las 10H25.
Actualizado en 02.05.2024, a las 15H10

Hay algo eléctrico en la actuación de Katy O’Brian en Love Lies Bleeding - El Amor Sangra. Es como si la actriz, ya conocida por los fans de The Mandalorian, pero lanzada al estatus de gran promesa de Hollywood con la nueva película de A24, hubiera metido el dedo en el enchufe de donde sale la energía subversiva de la película y no pudiera sacarlo. Como Jackie, la fisicoculturista que se convierte en amante y compañera de crimen de Lou (Kristen Stewart) en un pequeño pueblo de Nevada, ella encarna en cada segundo del filme el impulso maníaco por éxito que define el sueño americano.

Love Lies Bleeding, en su corazón, revela este sueño como una parodia grotesca de sí mismo, que inevitablemente lleva a la violencia. O’Brian es el rostro y el cuerpo de la tragedia jadeante de esta deconstrucción, la personificación de lo que la directora y guionista Rose Glass hace con el gótico americano - y no, no estoy hablando de Evanescence. Aunque hoy se identifica más con el subgénero de rock que lo adoptó, el término gótico proviene de la literatura (que, a su vez, lo tomó de la arquitectura) para identificar narrativas que se apoyan en una atmósfera de perversión de la normalidad, en la revelación de lo grotesco detrás de la organización frágil de la vida cotidiana. Frankenstein es frecuentemente citada como la obra fundacional del estilo.

Pero, ¿qué tiene que ver Frankenstein con Love Lies Bleeding? Bueno, en el flujo histórico del arte, la novela gótica llegó a EE.UU. en el cambio del siglo XIX al XX y se mezcló con el resentimiento socioeconómico de los estados sureños después de la derrota en la Guerra Civil para crear un tipo de narrativa que hacía de mansiones decadentes - y de los secretos mórbidos escondidos en sus paredes - el escenario de historias de terror en las cuales los monstruos eran muy humanos. El sub-subgénero que nació de esta colisión, bautizado como Southern gothic (literalmente, “gótico sureño”), todavía atormenta el cine y la televisión contemporáneos en forma de sagas criminales que juegan con un formato casi folletinesco, véase Secretos de un Escándalo, Objetos Cortantes, Animales Nocturnos y Ozark.

Es este el gótico en el que Rose Glass está interesada. Británica, la directora lanza una mirada entre divertida y disgustada sobre las caracterizaciones exageradas del subgénero, transformando a sus personajes en manifestaciones de los crímenes que cargan. De ahí los apliques de Ed Harris, y la forma como el director de fotografía Ben Fordesman (compañero de Glass también en Saint Maud, su obra anterior) elige filmar flashbacks y delirios en un negativo rojo que resalta las cráteres vacías de las mejillas delgadas del actor. De ahí los close-ups en venas y músculos inflados, el efecto sonoro incómodo que acompaña las sesiones de entrenamiento de Jackie - hay sí algo de Frankenstein aquí, al fin y al cabo.

De hecho, la condescendencia absoluta con la que Love Lies Bleeding trata a sus personajes es su mejor virtud. Es exactamente al transformarlos en caricaturas, en ideas deformadas de las realidades que representan, que Glass y su coguionista Weronika Tofilska (Bebé Reno) abren espacio para que la sátira de la película respire. No necesitas sentirte mal por las cosas horribles que hacen entre ellos - aunque, idealmente, termines sintiendo algo de todas formas -, porque Love Lies Bleeding los retrata como prisioneros voluntarios de un ideal que fue diseñado de tal forma que solo puede ser alcanzado con violencia. La potencia de la película, su atractivo visceral e intelectual, está en reconocer y llevar esa premisa hasta las últimas consecuencias.

Es inevitable (y frustrante) que Love Lies Bleeding patine, por lo tanto, en los momentos en que intenta contener este su impulso de kamikaze burlón. La estrella Kristen Stewart es quien más sufre en este sentido, porque su Lou es concebida como la conciencia de la película, la “mujer común” envuelta en los ciclos viciosos de violencia, suciedad y negligencia que definen su entorno. No es de extrañar que, la primera vez que la vemos, Lou esté limpiando un inodoro atascado con sus propias manos: incrustada como está en el alcantarillado de su ciudad y de su familia, necesita aprender que no tiene más opción que ensuciarse también.

Stewart siempre ha sido buena expresando angustia y deseo interiorizados, claro está, pero - incluso con todo el prestigio que ha acumulado con el paso de los años - todavía falta que alguien le dé a la actriz la oportunidad de explotar toda esa interiorización en catarsis. En las circunstancias adecuadas, el resultado probablemente sería espectacular. Love Lies Bleeding no ser el vehículo para esta catarsis dice mucho sobre la película en su conjunto, su obstinado apego a una refinación humanística que no combina con las pinceladas vulgares con las que Glass claramente anhela pintar su retrato sureño, el sarcasmo cruel con el que trata el americanismo en su forma más pura, más resentida y más fea.

El error de Love Lies Bleeding, en resumen, es no satisfacerse con su propia maldad.

Nota del Crítico
Bueno
Love Lies Bleeding - O Amor Sangra
Love Lies Bleeding
Love Lies Bleeding

Año: 2024

País / Nación: Reino Unido/EUA

Duración: 104 min

Dirección: Rose Glass

Argumento: Weronika Tofilska, Rose Glass

Elenco: Kristen Stewart, Katy O'Brian, Jena Malone, Ed Harris, Dave Franco

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